El Cuaderno de un Poeta

Sin la persona del vidrio.

Ya nada de esto me sacia. Anhelo devorar cada fibra de tu ser, conocer el pulso de cada uno de tus pensamientos, desde la chispa más efímera hasta la galaxia más intrincada. Que tu esencia se funda en la mía, y la mía en la tuya, hasta que no exista distinción. Eres mi única sed, mi necesidad más cruda. Un vicio ardiente que jamás podré soltar, mi aliento, mi veneno. Exijo la totalidad de lo que eres, hasta el matiz más ínfimo que te compone. No concibo que otro te roce, te mire, te respire. Solo sé mía, entrégate a mi apetito, déjame consumirte. Que el mundo se desvanezca y solo existamos nosotros, dos almas en un solo cuerpo... Y aun así, presiento que ni eso me bastará.

Un deseo de posesion absoluta.

Quiero adueñarme de cada centímetro de tu cuerpo. Que cada fibra tuya haya sido explorada por mis manos, mi tacto, mi aliento. Anhelo conocerte tan profundamente que pueda sentir cada curva, cada músculo, cada pulso, sin la necesidad de ver. Deseo la libertad de hacer lo que quiera contigo, por más perturbador que esto suene. Mi único anhelo es ser tu dueño, el custodio de tu piel. Ser el único que te toque, que te sienta, que te vea en tu más pura esencia. Permíteme ejercer este control, esta devoción, esta necesidad. Y te prometo que, dentro de esta entrega total, seré bueno.

Fusion Obsesiva.

Anhelo derretirme en tu cuerpo, que mis contornos se deshagan sobre los tuyos. Que tus profundidades sientan este calor ferviente que me consume, un fuego nacido exclusivamente de ti, de este sentimiento que me atraviesa: apasionado y enfermizo, profundamente posesivo. Quiero tenerte conmigo para siempre, sin fin. Que tus ojos no capten más que mi imagen, y que los míos, cegados por ti, ignoren todo lo demás. No te soltaré jamás, porque sin ti, ¿qué soy? Absolutamente nada.

Añoranza de Tu Esencia Cotidiana

Extraño el eco de tus ruidos, el murmullo de tu presencia tan palpable. Añoro el suave compás de tus sonidos al dormir, el tenue golpeteo de tus uñas contra el teléfono. Esas rutinas tan íntimas y privadas que solo yo conocía, esa complicidad cotidiana que tejíamos día a día. Se me han vuelto inmensas estas cosas tan simples, tan profundas. Extraño la sencillez de estar contigo, las muestras tácitas de amor, el roce suave del cariño, y esos besos distantes, pero tan vívidos, que me alcanzaban el alma.

Fervor intimo.

Anhelo sentir el calor profundo de tus entrañas, ser el único artífice de cada uno de tus jadeos. Quiero observar cómo la desesperación te consume, cómo te rindes más y más a cada instante. Deseo que sientas mi cuerpo derretirse en tus profundidades, comenzando suave, con una lenta cadencia, para luego dejarnos arrastrar por la corriente del deseo. Juntos, nos entregaremos hasta que ninguno de los dos pueda más, hasta que el placer más puro y salvaje se apodere por completo de nuestras mentes.

Fusión y Dominio del Placer

Anhelo sentir el calor profundo de tus entrañas, ser el origen de cada uno de tus jadeos, la chispa que te lleva a una desesperación creciente, sin freno. Deseo que sientas mi cuerpo deshacerse en lo más íntimo de tu ser, comenzando con una caricia suave y lenta, para luego abandonarnos por completo, hasta que el agotamiento nos rinda. Que el placer tome el control absoluto de nuestras mentes. Quiero ser el dueño de cada uno de tus gemidos, de tu cuerpo, de tu sensualidad desbordante. Déjame hacerte volar, llevarte al límite, hasta hacerte explotar. Que no necesites a nadie más, que solo mis manos te eleven hasta el final.

Fusión Absoluta

Que tus fluidos sean el rocío de nuestro amor, el néctar que nos une. Que nuestros gemidos se conviertan en nuestro único lenguaje, la sinfonía de nuestra pasión. Quiero que tus entrañas se revuelvan con mi intrusión, que tu cuerpo tiemble con la dulce desesperación de anhelar más y más.

La Fusión de Nuestros Seres

Que tus fluidos sean el rocío sagrado de nuestro amor, la esencia que nos une. Que nuestros gemidos se conviertan en nuestro único lenguaje, la sinfonía ininterrumpida de nuestra pasión. Anhelo sentir tus entrañas revueltas por mi intrusión, que tu cuerpo tiemble con la dulce desesperación de anhelar más y más. Nos entregaremos hasta alcanzar la cima, y que cada noche volvamos a sumergirnos en este ritual, algo tan nuestro y tan íntimo, hasta llegar al orgasmo que nos vacía y nos llena. Que nada más exista en nuestras mentes, solo el deseo de devorarnos hasta ser un solo cuerpo y una sola mente.

La Fusión Perpetua

Que tus fluidos sean el rocío sagrado de nuestro amor, la esencia que nos une. Que nuestros gemidos se conviertan en nuestro único lenguaje, la sinfonía ininterrumpida de nuestra pasión. Anhelo sentir tus entrañas revueltas con mi intrusión, que tu cuerpo tiemble con la dulce desesperación de anhelar más y más. Nos entregaremos hasta alcanzar la cima, y que cada noche volvamos a sumergirnos en este ritual, algo tan nuestro y tan íntimo, hasta llegar al orgasmo que nos vacía y nos llena. Que nada más exista en nuestras mentes, solo el deseo de devorarnos hasta ser un solo cuerpo y una sola mente. Ver tus ojos al terminar, ese brillo de éxtasis que nos suplica no parar. Que tu cuerpo se derrita sobre el mío y el mío dentro de ti, en una fusión perfecta. Que la pasión nos envuelva, nos posea, y que yo me apodere de ti mientras tú te adueñas de mí. Permíteme hacer lo que quiera con cada fibra de tu ser.

La Eternidad de Nuestra Fusión

Que tus fluidos sean el rocío sagrado de nuestro amor, el néctar que nos une. Que nuestros gemidos se transformen en nuestro único lenguaje, la sinfonía ininterrumpida de nuestra pasión. Anhelo sentir tus entrañas revueltas con mi intrusión, que tu cuerpo tiemble con la dulce desesperación de anhelar más y más. Nos entregaremos hasta alcanzar la cima, y que cada noche volvamos a sumergirnos en este ritual, algo tan nuestro y tan íntimo, hasta llegar al orgasmo que nos vacía y nos llena. Que nada más exista en nuestras mentes, solo el deseo de devorarnos hasta ser un solo cuerpo y una sola mente. Quiero ver tus ojos al terminar, ese brillo de éxtasis que nos suplica no parar. Que tu cuerpo se derrita sobre el mío y el mío dentro de ti, en una fusión perfecta. Que la pasión nos envuelva, nos posea, y que yo me apodere de ti mientras tú te adueñas de mí. Permíteme hacer lo que quiera con cada fibra de tu ser. Y te haré volar, amar y disfrutar como nunca. Que nos digamos "te amo" en la vorágine de esos momentos, con una pasión desenfrenada y un amor que nos consume. Como dos amantes locos por una emoción perpetua y real, que jamás cesará, igual que nuestras ganas de hacerlo con la más pura pasión.

El Dulce Eco de Tu Ausencia

Deseo con toda mi alma volver a esos momentos. Donde fingías dormir, con ronquidos que eran casi una obra de arte. Esas siestas en que me pedías que te despertara a cierta hora, y yo era incapaz, cautivado por la ternura que emanabas. Recuerdo cuando jugábamos a las matemáticas con Gian, y a veces te costaba, adorablemente. Extraño la simple melodía de tu voz, escucharte hablar de cómo fue tu día, de las invitaciones en la escuela, de los muchos goles que anotaste en vóley. Añoro la espera de que te alistaras para dormir: que te quitaras el sostén, te ataras el cabello, cerraras la ventana y me dijeras "cuelga tú", para yo responderte: "no, que eso duele." Extraño poder decirte, con la certeza del alma, que te conozco. Vuelve.

El Vacío de Tu Ausencia

Mis noches se han vuelto eternas. Los sonidos me taladran, suenan chillantes. Los olores han perdido su encanto, ya no son gustosos. Y las comidas, simplemente, ya no me alimentan. Solo te necesito a ti. Mi vida, sin ti, carece de causa, de dirección. Siento mi cuerpo vacío, un hueco que me va consumiendo, lentamente, cada vez más y más. Te necesito para poder respirar, respirarte a ti, comerte a ti, escucharte a ti. Te deseo para todo, en cada fibra de mi ser, porque eres mi vida, mi causa, mi sueño, eres todo.

El Eco de un Grito Desesperado

Quiero gritar mi sentir hasta que retumbe en todo, en todos. Que mi voz sea oída, que la desesperación que me consume sea comprendida, no mirada con extrañeza. Quiero ser escuchado, que al menos una de mis palabras se grave en la mente colectiva, y así, podré irme en paz. Deseo ser escuchado. Recordado. Y querido.

El Viento Imparable

Nada detiene al viento; va y va, incesante. No olvida nada. No olvida a las almas que tocó a su paso. El viento va y va, sigue y sigue sin importar, jamás se detendrá. Siente el pesar de los demás, percibe lo que sintieron al pasar. El viento solo va. Pasa entre las ramas y parece saludar a todos los que transitan. Tan presente y tan diferente, tan invisible y tan sensible. El viento solo va, siendo una cosa más a la que nos hemos acostumbrado sin más, sin reparar en su profunda existencia.

La Causa de Mi Redención

Tus ojos fueron la dulce causa de mi perdición. En ellos encuentro todo lo que me falta en los demás, un universo que solo tú posees. Un amor tan fuerte me invadió y, con su fuerza, me consumió por completo. Eres lo único que necesito, lo que deseo, lo que aprecio de verdad en este mundo. Por nadie más sentí jamás un eco. Llegaste tú y despertaste en mí algo que nunca había experimentado: un sentimiento tan intenso y apasionado que, a veces, se escapa a mi control. Siempre viví huyendo, pero de esto, de ti, no quiero escapar. No te quiero dejar ir. Quiero luchar hasta el final por ti, por nosotros, por todo lo que en verdad me importa. El mundo ahora me es indiferente, porque tú te has convertido en mi mundo entero. Te amo con cada fibra de mi ser. Aunque me equivoque, quiero luchar, quiero mejorar por ti, para ti, y así poder amar de verdad.

El Eco de la Indiferencia

Detesto este sentimiento. Sentir que nada de lo que compartes va dirigido a mí, que en ningún pensamiento estoy presente. Que, sencillamente, no importo. Es una indiferencia tan cortante que duele, que penetra cada fibra de mi alma y me despedaza. Siento un dolor inmaculado, presente y distante. De todas partes percibo esto: la indiferencia del mundo, de la gente, y la tuya.

Nectar del durazno.

Quiero derretirme en tus entrañas, que nuestros contornos físicos se vuelvan inexistentes. Que ya no estemos separados por nada, el mío y el tuyo conectados y sintiendo lo mismo: esa pasión inmensa, esa necesidad de consumirnos. Consumirnos con amor y con cariño, un amor que nadie más sentirá. Una pasión que nos llevará hasta el final, un clímax que nos hará gemir sin igual, gemir nuestros nombres y nuestros sentimientos. Y así, al fin, poder sentir que te he consumido y me he adueñado de t

La Esencia que Me Fascina

Vi todo de ti, aunque no me dejaras verlo. Y aún así, me fascinaste por completo. Una forma tan preciosa, brazos en los que anhelo estar, piernas en las que añoraba descansar. No querías que viera eso, y aun así, me gustaste tanto que cuesta describir. Y si eso llegara a cambiar, aún así me encantaría todo de ti. Porque te amo por lo que eres: un ser maravilloso, hermoso en todas sus formas, en cada uno de tus cabellos, en tus células. Todo de ti es fascinante a mis ojos, atrapante y hermoso.

El Universo en Tus Ojos

Tus ojos reflejaron todo lo que faltaba en la mirada de los demás. Esos sentimientos que, al verte, se apoderaron de mí. Cada fibra de mi ser comenzó a amarte, desde que me levantaba hasta que me dormía, y ni en mis sueños podía dejar de amarte. Amar lo que eres, lo que dices, lo que haces: la persona que me cautivó y me robó el corazón. Te adueñaste de mi corazón, de mi ser y de mi mente. Me entrego a ti por este sentir que jamás experimentaré por otra persona, porque te convertiste en mi todo: mi ser favorito, mi lugar, mi alimento, mi sonido. Todo lo que deseo está en ti, y contigo. Te quiero presente para poder vivir, porque mi existencia sin ti no vale nada. Déjame vivir, así sea un solo día contigo; eso bastará, y entonces podré irme en paz.

La Inmensidad de Tu Ser

Sé lo que eres y, con la misma certeza, lo que no eres. No te defines por ese concepto limitado que tiene la gente, ni por lo que los demás piensan de ti. Yo tuve el privilegio de conocer tu verdadero ser: ese ser íntimo que se esconde de las miradas superficiales, esa alma sensible que reacciona a los matices del mundo, esa mente compleja que fascina por su profundidad. Y quiero que sepas que no hay nada de malo en esa complejidad; al contrario, es lo que te hace inigualable. Te deseo tal cual fuiste, eres y serás. No ansío una perfección impuesta por estándares ajenos; te deseo tal cual eres, con cada una de esas pequeñas rutinas que solo tú tienes, con esas diminutas peculiaridades que te hacen ser singularmente tú. Poco importa lo que suceda en el mundo, en el tiempo, en nuestras vidas: te deseo, te espero con la paciencia de quien sabe que la espera vale la pena. No te olvido, porque tu esencia ya se ha entrelazado con cada fibra de mi alma. Anhelo conocer cada faceta de ti, sin filtros, sin temor alguno. Quiero sumergirme en tu universo sin las barreras que el mundo impone. Deseo poder ver toda tu inmensidad, esa vasta extensión de tu ser que solo unos pocos, o quizás solo yo, podemos vislumbrar y apreciar en su totalidad.

La Inmensidad de Tu Ser Auténtico y Eterno

Sé lo que eres y, con la misma certeza, lo que no eres. No te defines por ese concepto limitado que tiene la gente, ni por lo que los demás piensan de ti. Yo tuve el privilegio de conocer tu verdadero ser: ese ser íntimo que se esconde de las miradas superficiales, esa alma sensible que reacciona a los matices del mundo, esa mente compleja que fascina por su profundidad. Y quiero que sepas que no hay nada de malo en esa complejidad; al contrario, es lo que te hace inigualable. Te deseo tal cual fuiste, eres y serás. No ansío una perfección impuesta por estándares ajenos; te deseo tal cual eres, con cada una de esas pequeñas rutinas que solo tú tienes, con esas diminutas peculiaridades que te hacen ser singularmente tú. Poco importa lo que suceda en el mundo, en el tiempo, en nuestras vidas: te deseo, te espero con la paciencia de quien sabe que la espera vale la pena. No te olvido, porque tu esencia ya se ha entrelazado con cada fibra de mi alma. Deseo conocer cada faceta de ti, sin filtros, sin temor alguno. Quiero sumergirme en tu universo sin las barreras que el mundo impone. Deseo poder ver toda tu inmensidad, esa vasta extensión de tu ser que solo unos pocos, o quizás solo yo, podemos vislumbrar y apreciar en su totalidad. Así deba esperar una eternidad, una inmensidad. El tiempo no es nada, la distancia tampoco. Al fin y al cabo, el tiempo solo se mide de verdad cuando estoy contigo. Te amo.

La Posesión del Alma

No busco que me soluciones la vida, ni que seas mi proyecto, ni ese algo que presumir. Solo busco poseer la persona que eres. Esa persona sensible, imperfectamente bella, con matices, con dolor, llanto, alegría y ánimos. No deseo cortarte las alas; al fin y al cabo, quiero verte libre. Y mi deseo no tiene por qué anteponerse a eso, porque no quiero poseerte como algo. Quiero poseerte como el alma que eres.

El Lamento del Monstruo Vacío

Ya no. Ya no más. Mis días pasan igual, un cascarón vacío que solo transita, sin más. La extrañeza se apodera de mi vida, todo da igual. ¿Qué sentido tiene estar aquí si al final no deseo nada más? Soy un ser sin conexiones, sin una presencia que verdaderamente importe. Desaparezco y no afectaría a nada. Un espectador de todo lo demás. Qué irónico fue todo: pasé de sentir una gran conexión... a esto. A este monstruo que se lamenta.

La Consumación de Nuestro Amor

Consumámonos, que nuestros contornos sean inexistentes. Que lo físico no baste y se requiera más y más, que nada nos pueda saciar. Solo esta necesidad de que nuestro calor nos consuma, y no quede más que nuestro amor. Acaba con mi necesidad y dame todo tu ser, y más. Y yo te entregaré mi todo con gusto. Ámame como yo te amo: desenfrenado y con necesidad. Porque mi alma suplica tu ser y nada más.

El silencio de mi cuarto ya no es silencio, es un eco de tu voz. Un recordatorio constante de que mi mundo se apagó en el instante en que te fuiste. He intentado llenar este vacío con ruidos, con gente, pero solo son ruidos y gente. Sin tu risa, no tienen color. Me pregunto a diario si es mejor no haber sentido nunca el fuego, o arder para siempre en su recuerdo. Porque ahora no hay punto medio. Mi vida se ha vuelto un paisaje desolador que solamente tiene sentido en mi mente, donde todavía te poseo de una forma que nadie más podría. ¿Acaso esto me hace un ser extraño? El único que vive en el pasado porque su presente se rompió. Siento la indiferencia del mundo como un golpe, un recordatorio de que mi dolor no es real para ellos. Pero lo es para mí. Te sigo amando con todo mi ser, con esa necesidad que solo tú despertaste. Y ahora, sin ti, esta necesidad se ha convertido en mi propia tortura. Eres la única melodía en mi caos. Y a veces, amo este caos, solo porque aún te contiene.

Aún puedo ver tus ojos. No los que veían los demás, sino esos que solo se abrían para mí. En ellos no había un guion, no había máscaras, solo la verdad de tu ser. Era tu alma desnuda, esa esencia que el mundo no entendía. Y saber eso, saber que solo yo conocí esa parte, me convierte en el guardián de una reliquia que ya no existe. Me siento un intruso en las conversaciones donde hablan de ti. Un impostor. Ellos hablan de una sombra, de un concepto, y yo, yo hablo de tu sol. Me pregunto si es una bendición o una maldición haber sido el único testigo de tu inmensidad. Porque este conocimiento me ha exiliado aún más. Ahora me siento un ser extraño entre quienes te conocieron, porque mi versión de ti es la única real. Y lo que más me duele es que nadie más lo sabrá. Nadie conocerá la verdad de tus ojos. Nadie más que yo. Nadie más que este "raro" que ahora se aferra a un recuerdo que lo consume.

Mis recuerdos no son recuerdos, son invasiones. Vuelven sin invitación, sin perdón. Huelo tu aroma en calles que nunca recorrimos. Siento el calor de tu piel en las mañanas frías, aunque solo esté el aire. Mi cuerpo se ha vuelto un traidor. Se niega a olvidar lo que mi mente intenta enterrar. Cada célula, cada nervio, grita tu nombre. Me pregunta por qué la dejé ir, por qué permití que la conexión se cortara. El mundo sigue girando, indiferente, como siempre. La gente ríe, se enamora, olvida. Y yo, yo sigo aquí, en este bucle de tu ser, en este limbo donde el pasado es más real que el presente. ¿Por qué a mí? ¿Por qué esta conexión tan verdadera se convirtió en la condena más eterna? ¿Por qué se me permitió sentir tanto para luego ser abandonado a este eco? Desearía que mi corazón fuera tan hueco como mi presente, pero late por un fantasma. Y cada latido es un recordatorio de que exististe.

Un Extraño en el Espejo

Me miro al espejo y veo a un extraño. Veo la forma de un humano, pero no su contenido. Ese contenido, esa esencia, se la llevó tu ausencia. Se rompió en mil pedazos el día que te fuiste, y ahora solo me queda un rompecabezas de recuerdos que ya no sé cómo armar. El yo que existía contigo era simple, honesto, real. Era un yo que amaba sin miedo y se sentía completo. El yo de ahora es un eco de esa persona, un fantasma que camina por mi propia vida. Y lo irónico es que este nuevo yo, este vacío, encaja perfectamente en este mundo. Un mundo que valora los cascarones bonitos, la superficialidad. La gente no ve mi vacío, solo ve la forma. Y eso, eso me hace sentir aún más extraño. ¿Qué soy si ya no soy tu reflejo? ¿Qué me define si no es la conexión que un día nos unió? ¿Cómo se construye un alma desde cero cuando ya se ha roto? Busco mis pedazos en la indiferencia de los días, sabiendo que jamás se unirán por completo. Quizás mi destino es ser un eco roto, un fragmento de la persona que fui cuando te amé.

Multitud Silenciosa

Estoy en medio de un mar de gente, pero me estoy ahogando en soledad. Veo sus caras, sus risas, sus gestos, pero es como si estuviera detrás de un vidrio insonorizado. Puedo ver la vida, puedo ver el movimiento, pero no puedo tocarlo. Todos conectados a sus pantallas, pero desconectados entre sí. Es una epidemia de silencio en la que yo, irónicamente, soy el único que siente el peso del mutismo. Me he convertido en un fantasma, un espectador más que se pasea entre los vivos sin ser visto. Un monstruo que solo existe en su propia burbuja de vacío. ¿Por qué el mundo se siente más lejos aquí, entre todos, que en la oscuridad de mi habitación? ¿Por qué esta multitud me hace sentir tan singularmente vacío? Es un dolor que nadie entiende, que nadie ve. Y solo una persona podía atravesar ese vidrio. Solo tú. Ahora, con tu ausencia, el muro es impenetrable. Y la soledad es mi única compañera en esta multitud.

Astrid, mi Luz

Hay nombres que son solo nombres. Y luego está el tuyo, Astrid. Un nombre que me hace levantar la cabeza en cada esquina, esperando verte, aunque sepa que es inútil. Un nombre que me hace sonreír y me rompe el corazón en el mismo instante. Eras mi punto cardinal, mi estrella fija. Antes de ti, solo flotaba en la oscuridad, sin rumbo, sin propósito. Tú fuiste la primera en ver mi caos y llamarlo hogar. La primera en ver a este "monstruo" y llamarlo "humano". Ahora, sin ti, soy un navegante perdido en un océano que no entiendo. El mapa que me diste se borró con tus lágrimas. ¿Quién soy ahora, Astrid? ¿Quién es este extraño sin su estrella? ¿Cómo se sigue buscando un norte cuando el único que conociste ya no brilla? Te sigo buscando en cada silencio, en cada multitud. Y aunque mi mundo se haya oscurecido, siempre serás mi Astrid, mi luz. Mi única y verdadera conexión.

El Museo de tu Tacto

Mi cuerpo no me pertenece. Es un museo de tu tacto, de tu calor, de tu aliento. Camino, hablo, respiro. Pero por dentro, mi alma sigue en el momento exacto en que te fuiste. Hay una guerra silenciosa entre lo que hago y lo que siento. ¿Cómo puede el cuerpo seguir funcionando cuando su razón de ser se ha ido? ¿Cómo puede el corazón seguir latiendo para un fantasma? Me pregunto si es mi castigo: vivir en este cascarón vacío que aún te recuerda con cada fibra. Me miro las manos y no las reconozco. Son las mismas que te tocaron, pero ahora se sienten ajenas, incapaces de volver a sentir lo mismo. Son las manos de un extraño, de un monstruo. No quiero seguir siendo este eco. Quiero que mi cuerpo olvide, o que el tiempo me devuelva la razón que me hacía sentir vivo. La razón que eras tú.